Nuestro segundo día en el Valle de Loira, en Francia comenzó muy temprano en carretera, para ir de Amboise a Tour-en- Sologne, donde viviríamos la experiencia más simpática de este recorrido.
Llegamos aproximadamente a las 9 de la mañana a Tour-en- Sologne, y sin dificultad encontramos “Les Ânes de Madame”, una experiencia perfecta para familias con niños pequeños, aunque mi hija adolescente también lo disfrutó enormemente.
En Les Ânes de Madame nos recibieron con una taza de té y algunos panecillos, mientras nos explicaban que un lindo burrito sería nuestra compañía en el recorrido. Para comenzar, mi hija lo cepilló y entró en confianza con el animalito; luego, tomamos camino con instrucciones y mapa en mano.
El plan de esa mañana, caminar hasta llegar al Castillo de de Troussay, hacer la visita y tener un pic nic allá. Nuestras pertenencias, agua y otros alimentos los cargó el burrito por nosotras.
Muy decididas iniciamos el camino, pero varios divertidos contratiempos hicieron el trayecto más largo: yo me equivoqué de ruta y optamos por Google Maps, el burrito se paraba a comer a cada rato, a veces no quería camina y mi hija le tuvo una paciencia que no se imaginan. La caminata fue de unos 3 kilómetros y reímos muchísimo, además de que disfrutamos muchísimo los paisajes y pasamos por varios pequeños poblados.
Finalmente, llevamos al Castillo de de Troussay, de estilo renacentista, y que es el más pequeño de todos los que hay en el Valle de Loira. Este castillo aún está habitado por los propietarios y ofrece servicio de hospedaje.
Luego de visitar el interior del castillo, caminamos un poco por los alrededores y cominos muy a gusto bajo un frondoso árbol en el jardín, para luego regresar al punto de inicio y dejar a nuestra agradable compañía de esa mañana. Más información en http://lesanesdemadame.ane-et-rando.com/
La tarde de ese día visitamos uno de los castillos más importantes del Valla de Loira, el imponente Castillo de Cheverny.
En los exteriores del castillo paseamos en lancha y también en un carrito eléctrico, luego tomamos un helado en su cafetería y al final visitamos el interior del castillo, donde por cierto, nos encontramos con una exposición de Lego increíble.
Si alguna vez viste la famosa caricatura llamada Tintin, te gustará saber que el Castillo de Cheverny inspiró a su autor para que fuera la enorme mansión que aparece en algunos de sus capítulos. De hecho, te recomiendo que al estar ahí, visites la exposición 'Los secretos de Moulinsart'.
Recorrer el interior del Castillo de Cheverny es todo un deleite, al llegar puedes obtener un folleto en español y así conocer más de su historia. En la entrada del castillo, quien nos recibió fue muy amable y nos contó que pertenece a la familia Hurault, quienes aún viven en el ala derecha del castillo.
Si bien todas las habitaciones son hermosas, el comedor es de una belleza única, inspirada en los decorados del siglo XVII, con muebles y decorados de madera talla e iluminación perfecta.
Ahí pasamos varias horas, hasta que llegó la hora de ir a Chitenay, que está muy cerca de ahí y donde nos hospedamos en el hotel L’Auberge du Centre.
Chitenay es un pequeño poblado tranquilísimo y bello. Paseamos por sus calles un poco y luego regresamos al hotel a cenar, pues tiene un fantástico restaurante, muy concurrido por locales y turistas. Nuestra habitación era linda y tremendamente cómoda, el hotel cuenta con estacionamiento.