Muy cerca de Amán, la capital de Jordania, están algunos de los sitios religiosos más importantes del mundo, que atrae a millones de visitantes cada año, se trata de Mádaba, el Monte Nebo y el Río Jordán.
Viajar a Tierra Santa
Desde Amán (Amman) se toma el conocido como “Camino de los Reyes” para llegar a Mádaba. Tras recorrer tan sólo unos 30 kilómetros se llega a esta pequeña ciudad de Tierra Santa, pero no en la ciudad que comencé mi recorrido.
Lo primero que visité por la mañana fue el Río Jordán, donde se cuenta que fue bautizado Jesús por Juan el Bautista. Ahí está bien señalado el preciso sitio. Las instalaciones para hacer el recorrido están en excelentes condiciones, seguras y limpias.
Luego de tomar fotos y escuchar la explicación del día, caminamos hasta llegar a la parte del río donde los visitantes acuden para bautizarse, ya sea ellos mismos o con algún sacerdote.
Es un lugar con una carga religiosa impresionante, los rostros de aquellos que se sumergen en el agua realmente cambian. No hay duda que la fé es fuerte.
Se dice que las aguas de este río “lava los pecados” así que no quisiera ahondar en el tema, pero yo lo entiendo como que todo aquél que entra ahí, sale libre de pecados.
Tip: Lleva una botella que cierre bien para que la llenes de agua (de una fuente sale) y la lleves contigo. Afuera en algunas tiendas venden botellitas de esta agua a alto precio.
Luego fui al Monte Nebo. Cuentan que desde ahí Moisés vio la “Tierra Prometida” y que fue ahí precisamente qué subió al cielo y que es por ello que no se encontró jamás rastro alguno de su cuerpo o tumba. En ese lugar se construyó un templo en el siglo IV, que fue ampliado tiempo después en la época bizantina.
En el siglo XX llegaron hasta ahí los franciscanos y lo único que encontraron fueron ruinas y algunos mosaicos bizantinos que aún se pueden ver, aunque algo dañados y con la falta de algunas partes, aún así son impresionantes y datan del siglo VI.
Ahora mismo se está terminando un enorme templo que para mi gusto, luce demasiado invasivo y moderno; pero seguramente resultará útil para albergar a los miles de visitantes que llegan hasta allá cada día y no quiero imaginar cuántos se hacen presentes en fechas especialmente simbólicas.
Desde su punto más alto, que está a unos 800 metros sobre el nivel del mar, es posible ver el Mar Muerto y cuentan que hasta Belén se alcanza a notar en los días claros y sin nubes.
Si eres religioso, sin duda es un punto obligado a visitar en Jordania; pero si no lo eres, también encontrarás gran riqueza al admirar en los mosaicos bizantinos y mucha información interesante en su centro de interpretación.
Por último, hice un breve paseo por Mádaba y visité su principal atractivo, la iglesia de San Jorge, la que es pequeña y sinceramente pasa como cualquier otra que se podría uno encontrar por el mundo, pero en su interior guarda un preciado tesoro, el mosaico-mapa de Jerusalén y Tierra Santa, que data del siglo VI. Tan sólo para ver esta belleza, es obligado hacer una parada en esta ciudad. Luego, el recorrido continuó en Aqaba.
Punto desde dónde cuentan se vio la Tierra Prometida. |