En lo alto, coronando la ciudad de Praga, se encuentra su imponente castillo, uno de los atractivos más importantes de la capital de República Checa. Palacios, patios, callejones, iglesias, torres... todo es parte del Castillo de Praga, al que dedicamos varias horas para recorrerlo y disfrutarlo a conciencia.
Qué visitar en el Castillo de Praga
Llegar al Castillo de Praga es muy fácil, lo verás desde todos los puntos del centro de la ciudad. Puedes ir hasta ahí en transporte público o caminar, yo te recomiendo esta segunda opción porque el camino es muy bonito e interesante, sobre todo si viajas con niños a ellos seguro les parecerá gracioso ir identificando las figuras que infinidad de casas antiguas tienen sobre sus puertas. Esto se debe a que en el pasado no existían domicilios como hoy en día, entonces las familias ponían en su fachada algo que los identificara; así encontrarás aves, flores, algún león, cabra o infinidad de animales más. También hay tiendas muy lindas, como una que hace y vende casitas de madera y otra con galletas de jengibre.
Una vez que llegas al Castillo de Praga puedes caminar por los patios y visitar la catedral gótica de San Vito (sólo en su entrada), sin costo alguno, pero sí deseas recorrerlo completo deberás adquirir alguna de sus variaciones de entradas. Puedes comprar boleto para entrar sólo a un edificio o alguno boleto que combina varios lugares, éste último es mejor opción en cuánto a costo, pero considera que para aprovecharlo bien debes pasar ahí toda la mañana porque es un lugar muy grande.
Nosotras compramos la entrada para las habitaciones del palacio, la Catedral de San Vito, Basílica de San Jorge, Torre de Pólvora y Callejón de Oro. Es importante mencionar que hacen descuento a menores de 16 años.
Mi hija quedó fascinada con la Catedral de San Vito y el Callejón del Oro, por su historia y leyendas, de las que supo gracias a un libro que compró precisamente ahí, en el número 22 que fuera habitado en algún tiempo por Franz Kafka y hoy es una librería.
Todo el lugar es fascinante, la belleza de San Vito es incomparable por dentro y por fuera, y es un símbolo del país. Su vitrales se vuelven aún más enigmáticos a ciertas horas del día, cuando los rayos del sol se atreven a traspasarlos para convertir el interior de esta catedral en un sitio que te quita el aliento. Ahí están las tumbas de San Venceslao (patrón de Chequia), de San Juan Nepomuceno, y de los emperadores Carlos IV y Rodolfo II. Si tienes ganas de cansarte un poco, sube a la torre y desde ahí tendrás bellas vistas de Praga.
Por otra parte, el antiguo Palacio Real, que data del siglo IX es un espectacular sitio que amarás, por su tono rústico delicadamente burdo, que te transporta a tiempos y gracias a su buen mantenimiento podrás visitar con mucha comodidad.
Otros de los lugares que visitamos, fue la Basílica de San Jorge, fundada en el año 920 y ampliada en el año 973, es una dulzura tomarse el tiempo para admirarla y recorrerla.
De Praga nos enamoramos los adultos, pero los niños y adolescentes también le encuentran el gusto y termina siendo para ellos como bien dijo mi hija "Praga es una verdadera ciudad de cuento de princesas".