Un viaje a Quito no está completo si no se visita Ciudad Mitad del Mundo, porque eso de pisar ambos hemisferios a la vez es una experiencia interesante; no es que ocurra algún fenómeno natural por hacerlo, pero con tan sólo el hecho de saber que tienes un píe en el Hemisferio Sur y otro en el Hemisferio Norte se convierte en un momento especial.
El preciso centro del mundo está en Quito y no podía dejar de visitarlo durante mi viaje a la capital de Ecuador. Se trata de Ciudad Mitad del Mundo, donde hay un impresionante monumento que seguramente ya has visto en televisión o revistas, con un gran mundo en lo alto y la línea divisoria de los hemisferios bien marcada frente a él. Sin embargo, hay que decir que se cuenta que ahí no está el preciso punto de la mitad del mundo y que lo encontrarás un poco más adelante en el llamado Museo Intiñán.
El guía me contó que allá por 1836 una misión francesa se encargó de buscar y definir la línea ecuatorial, la encontró y fue ahí donde se construyó el monumento que les cuento; pronto se convirtió en uno de los principales atractivos de la ciudad y del país, y su fama sigue hasta nuestros días. Si bien dicen por ahí que este monumento no es la latitud 0-0’-0’’, es obligado visitarlo y tomarse la foto.
Más adelante, a unos cuantos metros está el Museo de Sitio Intiñán, está la latitud 0-0’-0’’, medida con GMP militar y por especialistas. Lo cierto es que la línea que divide a los hemisferios seguramente mide mucho más que unos cuantos centímetros; sin embargo, en este museo fui testigo de varios fenómenos que dejan claro dónde comienza el Norte y dónde el Sur.
Monumento Mitad del Mundo. |
El recorrido en el Museo de Sitio Intiñán inicia con algo de historia de la región y los inicios de este lugar. Luego, los visitantes pasan a lo que resulta verdaderamente interesante si vas en busca de fenómenos propios de la Mitad del Mundo.
Hay un reloj solar que con un índice metálico que señala la hora proyectando la sombra y créanme que es exacto; más adelante estaba una piedra muestra las estaciones del año; y por supuesto que está la marcada la línea 0-0’-0’’.
Luego me mostraron el efecto cloriolis en un lavabo. El guía puso el lavabo de un lado de la línea divisoria de los hemisferios, vació el agua y la dejó salir por el hoyo en el fondo; la corriente del agua daba para un lado; luego cambió el lavabo de hemisferio, volvió a poner el agua y vaya… la corriente de ésta era para el lado contrario.
En seguida jugamos “fuercitas” y me quedó claro que fuera de la línea soy más fuerte y al pararme sobre ella, mi fuerza desaparecía como por arte de magia. Pero lo que más me gustó, fue lo fácil que pude parar un huevo sobre la cabeza de un clavo.
Después de tan interesante recorrido fui a comer riquísimo al Restaurante El Cráter que está muy cerca de Ciudad Mitad del Mundo y tiene una vista increíble hacia un valle. Ahí probé el locro de papa (sopa de papá pero más espesa), la fritada (algo muy parecido a las carnitas) y los higos con queso. Es un excelente lugar para comer o almorzar, como le llaman en Ecuador a la comida de la tarde. Incluso, me topé con el dueño y al saber que yo era mexicana me contó de todos los personajes de mi país que han pasado por su restaurante, gustoso me mostró las fotos de los Fernández y otros cantantes.
Museo Intiñán. |