Amán (Amman), Jordania |
Era una mañana soleada de abril, caminaba por La Citadel en Amán (Amman) y al llegar hasta un mirador vi dos chicas con ropas aptas para su edad, pero mucho más tapadas de lo que llevan las jóvenes en México; sus cabezas estaban cubiertas, las vi de espaldas y algo me invitó a sentarme junto a ellas para saber lo que veían hacia la ciudad.
Viajar a Jordania
No lo pensé mucho, me acerqué al lugar y tomé un sitio de primera fila junto a ellas. Amán a lo lejos... grande, clara, mezquitas, sonidos, mucha gente, autos, el sol... entonces las chicas me vieron, sonríeron y una de ellas simplemente expresó con toda naturalidad: "Welcome to Jordan!".
Sin duda, ese gesto me ganó por siempre como una fiel admiradora de ese país y su gente, porque sin saber mi nacionalidad, mis creencias, ni mi origen, me dieron la bienvenida a un país que está al otro lado de mi mundo, a un país que me trató muy bien, que me dejó marcada y con ganas de regresar para explorar mucho más.
Esta actitud se repitió una y otra vez, pues muchas personas me preguntaron de dónde venía, hacían algún comentario y finalmente, me daban la bienvenida con toda sinceridad. Nunca antes había estado en un destino donde me dieran el “welcome” tantas veces. Ese es un punto que muchas naciones deberíamos imitar porque en los visitantes y el buen trato que se les da está la mejor promoción.
Jordania brinda calor, el del clima y el de su gente; brinda bondad en cada sonrisa; amabilidad en cada palabra y sinceridad en cada mano estrechada. Jordania no es como la imaginaba, es mucho mejor, es un país único que me ha dejado marcada con la imagen de Petra en mis pupilas y con el calor del desierto en mi alma.
Antes de tomar las maletas y salir de casa mucha gente me preguntó si no temía, si sería seguro viajar hacia aquellos rumbos, si me atrevería, incluso me invitaban a pensarlo mejor y quizá desistir de ir; pero Jordania me había hecho una amable invitación que yo aceptė gustosa y ahora que he vuelto, sé que es una nación rica en todos los sentidos: gente, sonrisas, cultura, tradiciones, sabores, aromas, texturas, colores.... Ahora puedo decir que definitivamente el único peligro que corres al visitar Jordania es que seguramente querrás regresar más pronto de lo que te imaginas.
Aquí comienzan mis historias sobre este viaje a Jordania que me llevó por Amán, Gerasa, Madaba, Wadi Rum, Mar Muerto y a cumplir la meta de sentir Petra, más que solo verla y estar frente a El Tesoro.
Aquí da inició esta aventura llamada ¡Vive Jordania!
Wadi Rum, Jordania |