Un gran viaje debe tener un gran comienzo! Y mi road trip por Estados Unidos no pudo tener mejor inicio que este, hospedándome en el bello hotel Fairmont Scottsdale Princess, en Scottsdale, Arizona.
Hermoso hotel en Scottsdale, Arizona
Scottsdale se encuentra en el condado de Maricopa, en Arizona; solía ser un lugar “muy vaquero”, pero hoy está lleno de tiendas, spas, hoteles y campos de golf. Ahí está el delicioso Fairmont Scottsdale Princess, grande, armonioso, con enormes albercas, áreas para niños, restaurantes, bares y un maravilloso spa.
Llegué al Fairmont Scottsdale Princess y en seguida me percaté de su diseño contemporáneo que guarda las formas del estilo español. Mi habitación era amplia y con todas las comodidades que los Fairmont suelen ofrecer: finas amenidades, cama confortable, aire acondicionado, impecable decoración y servicio, televisión con sistema de cable, wifi (de paga), tina, plancha y tabla para planchar, guardarropa, cafetera y tetera con una grata selección de tés, característica de la marca que incluso suele seguir la tradición de servir el té en punto de las 5 de la tarde en muchos de sus hoteles.
Desde mi ventana tenía bellas vistas de las montañas McDowell. Salir y recorrer el hotel en su totalidad resulta difícil porque es monumental, tiene cinco albercas muy grandes y algunas cuentan con área infantil como toboganes y chorros de agua, restaurantes, bares, boutique, salón de actividades para niños (kids club) y una fabuloso spa.
La propuesta gastronómica del Fairmont Scottsdale Princess es amplia y aunque no hubo tiempo para conocerla toda, sí pude disfrutar parte del menú dispuesto por el Chef Michael Mina en el restaurante BOURBON STEAK. Las mejores papas fritas que he probado en mi vida!! Y me podrán decir: “simples papas fritas?”, pero ahí es donde está el secreto, la simplicidad se vuelve extraordinaria en esa sencilla entrada. Luego, vinos de Napa para maridar una increíble ensalada con productos orgánicos de la región y el plato principal “Grilled Scottish Salmon”; el postre fue un grand finale: Macallan, 8 year butterscotch pot de crème; y Bourbon bar, con chocolate amargo y mantequilla de cacahuate; deliciosos ambos!
Al siguiente día el almuerzo fue en un ambiente más relajado, en Ironwood American Kitchen. Rodeado de albercas y jardines es el sitio perfecto para comer y pasar un agradable día soleado. Frescos calamares, cocteles, hamburguesas, sopas, ensaladas y sándwiches riquísimos, es parte de lo que ofrece este restaurante.
Pero no me podía ir de Fairmont Scottsdale Princess sin conocer su espectacular spa Well & Being. Grande, majestuoso, con restaurante, salas para impartir sesiones de yoga, pilates y más, sauna, vapor, sala de relajación, hidromasaje, cabinas para tratamientos… ahí tomé un revitalizante masaje que me hizo tanto bien luego de las largas horas de trayecto y además me preparó para lo que estaba por venir en este increíble road trip que apenas iniciaba.