Como les conté hace algunos días, regresé a Aguascalientes luego de mucho tiempo. A esa ciudad que me vio crecer y a la que vi cambiar tanto. Yo viví allí cuando el Jardín de San Marcos no tenía puertas en sus arcos, cuando la Madero estaba llena de bellas casonas y cuando los niños jugábamos libres en las céntricas calles. Hoy, Aguascalientes no es eso, está mucho más grande de lo que imaginaba y tiene opciones para el turismo también.
Para comenzar, como ya lo conté en un post anterior, me parece que el Hotel Quinta Real es el mejor de la ciudad, pero hay otras opciones de hospedaje más económico. En cuanto a restaurantes, sinceramente no encontré algo que verdaderamente me sorprendiera en cuánto a alta gastronomía, pero la opción de comida callejera u popular, es un tesoro que bien podrían explotar como atractivo: tortas de lechón, birria, chaskas, tacos, cenadurías... un sinfín de sitios que vale la pena conocer, pero de eso les contaré más adelante en otro post.
Hay varios museos interesantes, como el imperdible José Guadalupe Posada, el de Aguascalientes y el de la Muerte, que es más nuevo, pero con una colección que atrae por que representa la singular forma en que los mexicanos tomamos la muerte como parte de la vida.
El centro de la ciudad es punto de referencia para paseantes, pues se dice que es la mismísima Plaza de Armas el centro del país. Algunos aseguran que esto no es cierto, pero igual es digna de visitarse y aprovechar también para entrar al Palacio de Gobierno a conocer los murales de Oswaldo Barra Cunningham, donde se cuenta parte de la historia de la ciudad. Además hay que entrar a la Catedral Basílica de Nuestra Señora de la Asunción, que data de 1738.
Caminar por la calle Venustiano Carranza me hizo recordar mis tiempos de bailarina; sí, como lo leyeron… años en qué acudí con mochila al hombro para asistir a las clases de ballet a la hermosa Casa de la Cultura, hoy Instituto Cultural de Aguascalientes.
Luego, seguir por esa misma calle que hoy tiene restaurantes, tiendas, cafés, bares… hasta llegar al emblemático Jardín de San Marcos, punto más importante de la vida social de la ciudad, pues es en honor de San Marcos que se lleva a cabo cada año la Feria Nacional de San Marcos. Precisamente a partir de esta jardín es que la gente disfruta de esa fiesta en el mes de abril, cuyo día más importante es el 25. Casino, áreas de exposición, palenque, teatro popular, exposición ganadera, juegos mecánicos, bares, restaurantes… en fin, un montón de lugares para el entretenimiento que se ponen en toda esa zona en ocasión de dicha feria.
Si visitas la ciudad, por favor no dejes de ir al Barrio del Encino, al Museo José Guadalupe Posada, a la Plaza de las Tres Centurias y almorzar en el restaurante La Estación, justo frente a esta plaza que solía ser la Estación del Tren.