Pues sí, Karlovy Vary me enamoró desde el primer momento en que supe de él; sobre todo porque fue un nombre que pude pronunciar con mucha mayor facilidad que otras ciudades de República Checa. Fue como amor a primera pronunciada y cuando llegué allá, pues miren que el pueblo se hizo querer, así que no hay más qué decir, ya lo guardo como uno de mis lugares favoritos en el mundo.
Por cierto, Karlovy Vary significa “baños termales de Carlos”, pero cómo no lo supe antes!!! Si estaba clarito, hasta Karlo suena a Carlos, casi igual que en español. Sin duda, voy avanzando en mis lecciones de checo.
Llegamos una mañana fría y lo primero fue visitar la fábrica Moser, un lugar lleno de creatividad y lujo, pero de ahí les contaré a detalle en otro post porque realmente vale la pena extenderse en el tema. Luego fuimos al museo del licor Becherovka, cuya fama ha crecido enormemente precisamente porque se le atribuyen grandes beneficios para la salud.
Luego de eso, una oblea comprada en la calle, calientita y dulce; seguimos caminando y pronto estábamos en el icónico Grandhotel Pubb, sí, ese mero que están pensando!! El que ha sido varias veces escenario de películas como Casino Royal, Last Holiday y Shanghai Knights. Un sitio de impresionante belleza a donde puedes ir a comer, cenar o a tomar un café tan sólo por vivir la experiencia de poner un pie en su interior y tomarse la foto a la entrada.
Karlovy Vary guarda en sus entrañas historias apasionantes de cine, pero también reales, pues se sabe que el mismísimo Casanova recorrió caminos y cuerpecitos por toda la región; uy, no niego que el saberlo me causó cierta inquietud, pues ya me lo andaba imaginando…. díganme cuando me apasiono y me salgo del tema!!! Sigamos mejor con lo curativo.
Karlovy Vary fue fundada en 1370, precisamente por Carlos IV (aquí ya caigo porque tenían que ser los baños termales de Carlos). Lamentablemente sufrió dos incendios que terminaron con cualquier edificio construido antes del siglo XIX. Su fama de contar con aguas milagrosas y curativas inició algunos siglos atrás y se mantiene hasta el día de hoy, pues hasta ahí acuden miles de personas cada año para aliviar sus males y se dice que alivia males estomacales, páncreas, estrés y otros. Claro que ahora todo está perfectamente instalado para dar un servicio de primera y la gente tiene una valoración médica a su llegada, que le indica el tratamiento a seguir, los que suelen incluir baños, vapores, descanso y sobre todo, beber las aguas con minerales que emanan de la tierra.
La ciudad cuenta con más de una decena de fuentes, todas están numeradas y en lugares muy agradables. Así los visitantes-pacientes pueden ir de paseo y su tratamiento marca a qué hora deben beber de cual fuente en específico. Por la calle, se puede ver que casi todos llevan en la mano su tacita para beber las aguas, es de cerámica, pequeña y con un popotito integrado, de esa manera, al succionar con la boca el agua pasa por ahí y enfría un poco. De más está decirles que el olor y sabor no es nada agradable, pero si cura, pues no hay nada qué pensarle.
No cabe duda, que una tierra por donde anduvieron el poeta Johann Wolfgang Goethe, Johann Sebastian Bach, Ludwig van Beethoven y Karl Marx tenía que ser así, colorida, bella… apasionante.
Tips:
* Si vas en julio, podrás asistir al Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary.
* Aunque no vayas por curación, compra tu tacita de cerámica, es un lindo souvenir.
* El Café-Restaurant Elephant, que está en la calle principal, es un lugar que debes visitar.
* Fíjate en las casa, pues antes no estaban numeradas, entonces se le identificaba por lo que tenían en su decoración: golondrinas, cuervos, rosas…