Lunenburg, en Nueva Escocia. |
Un aire misterioso envuelve a Lunenburg y seguramente ese es uno de sus mayores atractivos. Caminarlo de punta a punta es fácil, pero no rápido porque a cada paso que se da hay algo qué admirar.
Por qué amar Lunenburg
Sin duda, es uno de esos lugares en el mundo que puedes odiar o amar, porque allí no es cuestión de andarse con medias tintas, si lo que buscas es vida nocturna, desenfreno y aventura, no es el destino que te lo puede dar, pero si quieres atractivo singular, buena comida, tranquilidad y algo enigmático, entonces… estás en el perfecto sitio para encontrarlo. A mí me bastó apenas poner un pie fuera el autobús y echar un vistazo para saber que sería uno de mis sitios favoritos en el mundo, ahora puede declarar a los cuatro vientos que adoro Lunenburg y espero regresar.
Dónde está Lunenburg
Lunenburg es parte de la Nueva Escocia, en Canadá, y está a tan sólo 90 kilómetros de Halifax. Su nombre lo toma del duke Brunswick-Lünenburg, que era también Jorge II, rey del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda. Fue fundada en 1753 y desde 1995 es Patrimonio de la Humanidad. Desde siempre, se ha destacado como un pueblo con actividades navales, es por eso que hoy se puede visitar ahí el Fisheries Museum of the Atlantic, que muestra grandes tesoros, pero no esos tesoros de oro y plata, sino aquellos que tienen más valor, pues guardan vivencias, sentimientos y recuerdos.
Lunenburg, en Nueva Escocia. |
Qué hacer en Lunenburg
Ubicado en el Waterfront, el Fisheries Museum of the Atlantic ofrece una visión de lo que fue y sigue siente la actividad más importante del lugar, la navegación y todo lo que la rodea. Un acuario, embarcaciones de todos los tiempos, gráficas, imágenes y objetos acompañados de su historia, hacen de este museo visita obligada y nos ayudan a entender la vida cerca del mar y a los hombres que trabajan en él. Y allá, al fondo del pueblo, se lleva a cabo la minuciosa restauración del emblemático barco Bluenose II, de la que tú también puedes ser testigo gracias a una cámara que está tomando todo el tiempo los avances de los trabajos.
Y cerca de ahí, está la Destilería Ironworks, donde nos dimos un tiempo para escuchar el proceso de elaboración y hacer la degustación oportuna, que con el frío debo confesar que me cayó “de perlas”. La vodka fue de lo mejor que probé, aunque al licor de manzana no le hice el feo.
Lunenburg, en Nueva Escocia. |
El recorrido continúa y en lo alto, cerca de un viejo cementerio, está la Academy, ahí fue el punto de reunión con Shela, quien nos llevó con su walking tour a conocer las historias de Lunenburg. Comenzó platicándonos que este, en algún tiempo fue un colegio y que ahora está abandonado, dijo también que se cuenta que su sótano está habitado por algunas almas, yo le creo y preferí no comprobarlo, porque después de todo quién soy yo para andar cuestionando lo que una guía experimentada sabe y dice.
Lunenburg, en Nueva Escocia. |
Así, seguimos andando entre coloridas casas, algunas parecen de princesas y otras de brujas, pero también hay otras donde quisiera quedarme esperando frente a la puerta para ver si de ahí sale algún duende. Entonces, la guía nos platica que las casas solían estar orientadas para el mismo lugar y todas tenían una ventana en su punto más alto, porque era por ahí que las mujeres se asomaban hacia el mar para saber si su marido venía y tener entonces la cena lista a su arribo al hogar. También nos hace notar que cada vivienda tiene algún “defecto” porque según la creencia “sólo Dios es perfecto” y por humildad tenían que dejar alguna ventana más abajo que las otras y cosas así. Luego, llegamos a Iglesia Anglicana Saint John's y su fachada me trasladó inmediatamente a una película de Tim Burton, y más cuando en ese preciso momento regresan las nubes y con ellas llega la llovizna.
Iglesia Anglicana Saint John's |
Ahora entiendo porque Lunenburg fue elegido para ser los escenarios de la serie Haven de Stephen King, si en su ambiente hay una estela de misterio, color, armonía, nostalgia… y no dudo entonces en crear mi propia cuento de misterio, que tal vez algún día me atreva a contarles, porque hasta la inspiración y mi lado de novelista logré sacar en ese pueblo.
La noche llegó y luego de una deliciosa cena en Old Fish Factory, fuimos a dormir a Lunenburg Arms Hotel, donde el amanecer me recibió con una de las más espectaculares vistas que he tenido oportunidad de vivir.
A Lunenburg lo amé desde el primer momento en que lo vi de cerca y aún seguimos de romance en la distancia. ¿apoco no se nota?